CAPITULO
XIV - LA IMPRESIÓN DE CRECER
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CRECER
es lo que todos los hombres y todas las mujeres buscan; eso es el impulso de la
INTELIGENCIA SIN FORMAR dentro de
ellos, buscando la expresión más completa.
El deseo de crecer es inherente a toda naturaleza; es el impulso fundamental del universo.
Todas las actividades humanas están basadas en el deseo de CRECER; la gente busca más alimento, más ropa, se abriga mejor, busca más de lujo, más belleza, más conocimiento, más placer... CRECER en algo... más vida.
El deseo de crecer es inherente a toda naturaleza; es el impulso fundamental del universo.
Todas las actividades humanas están basadas en el deseo de CRECER; la gente busca más alimento, más ropa, se abriga mejor, busca más de lujo, más belleza, más conocimiento, más placer... CRECER en algo... más vida.


Cada ser vivo está bajo esta necesidad del avance continuo; donde el crecimiento de la vida se detiene, se asientan la disolución y la muerte.
El hombre lo sabe instintivamente, y por
eso él siempre busca más.
Esta ley de perpetuo crecimiento fue impuesta por Jesús en la parábola de los talentos; “sólo aquellos que obtienen más conservan todo: Porque a todo el que tiene se le dará más y tendrá en abundancia. Al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene” –dijo Jesús.
Esta ley de perpetuo crecimiento fue impuesta por Jesús en la parábola de los talentos; “sólo aquellos que obtienen más conservan todo: Porque a todo el que tiene se le dará más y tendrá en abundancia. Al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene” –dijo Jesús.
El deseo normal de incrementar la riqueza
no es algo diabólico ni una cosa reprensible; es simplemente el deseo de una
vida más abundante; esa es la aspiración.
Y porque esto es el instinto más profundo
de su naturaleza, todos los hombres y
las mujeres están atraídos hacia quien puede darles un mejor medio de vida.
Siguiendo el CIERTO MODO como fue descrito
en las páginas precedentes, usted consigue un crecimiento continuo para usted,
y para darlo a todos los que están con usted. Usted es un centro creativo,
desde donde el crecimiento es emitido a todos.
Esté seguro de esto, y transmita la
garantía del hecho a cada hombre, mujer, y niño con quien usted tenga contacto.
No importa cuán pequeña sea la transacción, aunque sea sólo la venta de una
golosina de bastón dulce a un pequeño niño, ponga la idea del crecimiento, y
asegúrese de que el cliente quede impresionado con ese pensamiento.
Transmita la impresión de avanzar en
todo lo que usted haga, para que toda la gente reciba la impresión de que usted
es un HOMBRE QUE AVANZA,
y que hace avanzar a todos los que tratan con usted.
Hasta a la gente con quien usted se encuentra socialmente, sin ningún negocio de por medio, y a quien usted no intentavenderle nada, demuéstrele la idea del crecimiento.
Usted puede transmitir esa impresión manteniendo firme la FE de que usted, usted mismo, está en el CAMINO DEL CRECIMIENTO; y dejando que esa FE inspire, llene, e impregne cada acción.
Hasta a la gente con quien usted se encuentra socialmente, sin ningún negocio de por medio, y a quien usted no intentavenderle nada, demuéstrele la idea del crecimiento.
Usted puede transmitir esa impresión manteniendo firme la FE de que usted, usted mismo, está en el CAMINO DEL CRECIMIENTO; y dejando que esa FE inspire, llene, e impregne cada acción.
Haga todo lo que hace con la firme
convicción de que usted es una personalidad que avanza, y que usted le da
avance a cada uno de los demás.
Sienta
que usted se está haciendo rico, y que así usted podrá hacer ricos a otros, y conferirles
ventajas a todos.
No se jacte ni fanfarronee de su éxito,
tampoco hable de ello innecesariamente; la verdadera fe nunca es presumida.
Donde encuentre a una persona presumida,
usted encontrará a alguien que está secretamente dubitativo y con miedo.
Simplemente sienta la FE, y déjela trabajar
en cada transacción; deje los detalles y mire con la serena tranquilidad de que
usted se enriquece; que
usted YA ES RICO.
Las palabras no serán necesarias para
comunicar este sentimiento a los otros; ellos tendrán la sensación de
crecimiento cuando estén en su presencia, y serán atraídos hacia usted otra
vez.
Usted
debe impresionar a los otros de manera que ellos sientan que, en asociación con
usted, conseguirán CRECER.
Usted les está dando un valor de uso más
grande que el valor en efectivo que usted toma de ellos.
Demuestre un orgullo
honesto por hacer esto, deje que cada uno lo sepa, y usted no tendrá ninguna
carencia de clientes. La gente irá a donde reciban acrecentamiento; y el
SUPREMO, que desea el crecimiento total, y que todo lo sabe, moverá hacia usted
a los hombres y mujeres que nunca han oído de usted.
Su negocio crecerá rápidamente, y usted
será sorprendido ante los inesperados beneficios que le llegarán.
Usted será capaz, día a día, de lograr
alianzas más grandes, asegurar ventajas más importantes, y avanzar hacia una
vocación más agradable si así lo desea.
Pero, mientras hace todo esto, nunca debe
perder de vista la IMAGEN de lo que
usted quiere, su FE y el OBJETIVO de conseguir lo que usted
quiere.
Déjeme proporcionarle aquí otra palabra de
precaución con respecto a ciertos motivos.
Tenga cuidado con la insidiosa tentación de
buscar el poder sobre otros hombres.
Nada es tan agradable a las mentes
parcialmente desarrolladas y con mala formación, como el ejercicio del poder o
el dominio sobre los demás.
El deseo de gobernar para obtener una satisfacción
egoísta ha sido la maldición del mundo.
Durante incontables años, los reyes y los
señores han empapado la tierra con sangre en batallas que buscaban ampliar sus
dominios; y no para buscar más vida para todos, sino para conseguir más poder
para ellos.
Hoy, el motivo principal en el mundo
industrial y el de los negocios es el mismo; los hombres ordenan sus
ejércitos de dólares, desperdician las vidas y los corazones de millones y se
pelean con la misma loca perturbación, por el poder sobre los otros. Los
reyes comerciales, como los reyes políticos, están inspirados por la lujuria
del poder.
Jesús
vio en este deseo de dominar, el impulso de aquel diabólico
mundo que él procuró derrocar.
Lea Mateo
23: 5-12 y verá cómo Él imagina la lujuria de los fariseos para ser
llamados “maestro”, sentarse en los sitios más altos para dominar sobre los
otros, y poner cargas sobre las espaldas del menos afortunado; y cómo Él
compara esta lujuria del dominio con la busca fraternal para el BIEN común al
que Él llama a Sus discípulos.
Escape a la tentación de buscar la
autoridad, para hacerse “un amo”, para ser considerado como alguien que está
por encima del vulgo, e impresionar a otros con una demostración de abundancia,
etcétera.
La mente que busca el dominio sobre los
otros es una mente competitiva; y la mente competitiva no es la creativa.
Para dominar su ambiente y su destino, no
es necesario que usted gobierne sobre su prójimo y, de verdad, cuando usted
entra en la lucha del mundo por los sitios más elevados, usted comienza a ser
conquistado por el destino y el ambiente, y su idea de hacerse rico se hace un
asunto de posibilidad y de especulación.
¡¡Tenga cuidado de la mente competitiva!!
No puede ser formulada ninguna mejor
declaración del principio de acción creativa, que la manifestación favorita de
la antigua “Regla de oro” Jones de Toledo:
Lo que quiero para mí, lo quiero para cada
uno.
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